• Grandes Famosos!

    Fernando Torres


    Nombre Real    Fernando José Torres Sanz
    Fecha de Nacimiento    1984-03-20
    Lugar de Nacimiento    Madrid, España

    20 de marzo de 1984. Según me han contado mi nacimiento vino muy bien para tranquilizar los nervios de mis padres, Flori y José. Mis dos hermanos, Mari Paz e Israel -que tenían 8 y 7 años respectivamente- eran dos trastos y yo, sin embargo, siempre he sido un niño bastante tranquilo… en casa por lo menos.

    Con tan solo dos años, comencé a dar patadas a un balón que mi hermano tenía por casa. Aquí está mi primer contacto con el fútbol. Otra de mis distracciones era tirar cosas por la ventana, con tan mala suerte, que una de las veces, un camión lleno de dinero ‘se cayó’ a la calle. Esta historia a pesar de estar muy oída creo que merece una mención en mi biografía, aunque sea por el mal rato que hice pasar a mi familia. Al final todo quedo en una simple anécdota: ¡recuperamos el camión!

    Con tres años ya era el reflejo de mi hermano. Israel siempre ha sido, de alguna forma todavía es, el espejo donde me miro. Mi hermana Mari Paz es la única que siempre me ha consentido todo. Para ella, aún hoy, sigo siendo el niño que era entonces

    A los cuatro años comenzó a surgir mi interés por el fútbol. Recuerdo que mi padre siempre que podía jugaba conmigo, especialmente en Gastrar, una pequeña aldea de Galicia donde pasaba las vacaciones con mi familia. El juego básicamente consistía en dar patadas a un balón, pero por aquél entonces esos pequeños ratos colmaban mis aspiraciones futbolísticas

    Tenía cinco años cuando ingresé en mi primer equipo, el Parque 84. Participé en un maratón de fútbol que se organizaba en el polideportivo de Fuenlabrada, el barrio donde pasé mi infancia y gran parte de mi juventud. Los partidos consistían en 15 ó 20 niños corriendo detrás de un balón, ¡eso era una auténtica locura! Sin embargo, para la vida de un chaval con esa edad, era todo un acontecimiento. En este equipo estuve el tiempo que duro el maratón, es decir, dos días. Como cualquier otro chaval de cinco años además de jugar al fútbol, jugaba a las chapas, las canicas, -a las que era horroroso-, el culete o el gol alemán. Con esa edad tuve mi primera novia, era de la guardería y no me acuerdo de su nombre: ¡para qué luego digan que el primer amor es el que más huella deja.

    En pocos años he vivido el doblete, el descenso, el ascenso, alegrías y decepciones tanto de aficionado como de jugador…. He visto llorar en la a diferencia de equipos como Barcelona o Real Madrid, a los que sólo les vale ganar, la gente del Atlético es más de sentimiento que de resultado. A nosotros nos vale disfrutar y pasarlo bien cada domingo, luego si se gana mucho mejor. Esto es lo que me inculcó mi abuelo, éste es el sentimiento atlético.

    En Cadete cambié de entrenador. Pedro Calvo era quien dirigía el equipo. Con Pedro gané mi primer título importante. Le doy las gracias por su ayuda y sus consejos mientras estuvimos juntos.

    En Cadete jugué un año, cuando disputamos las dos ediciones de la Nike-Cup, la nacional y la europea. En estos campeonatos estaban los mejores equipos: Real Madrid, Barcelona, Milán, Manchester United, Juventus… el nivel era bastante superior respecto de lo que había conocido hasta el momento. Y aún con esta competencia… ¡ganamos!

    Los trofeos de ambas ediciones figuran dentro de los éxitos del fútbol base del Atlético de Madrid y, por si esto no fuera suficiente, fui elegido el mejor cadete del año. No me podía creer lo que me estaba sucediendo. Había pasado en poco tiempo de jugar con un grupo de amigos en el Rayo 13 a ser el mejor jugador europeo de mi categoría. ¡Y sólo tenía catorce años!

    Mi primer contrato con el Atlético de Madrid lo firmé con quince años. Había firmado con el Club de mi vida. De niño, cuando jugaba a las chapas, siempre lo hacía con el Atleti, si jugaba al fútbol con mis amigos me pedía ser Kiko y ahora realmente era uno más del grupo. Entré a formar parte del Club, era jugador del Atlético de Madrid.
    Con edad de Cadete, disputé mi primer año de Juveniles, en Liga Nacional. El equipo estaba integrado por los cadetes que habíamos destacado y por los juveniles de primer año, con el fin de hacer un equipo fuerte para División de Honor. Aquí coincidí con el entrenador más importante de mi carrera: Abraham García. Pienso, deseo y espero que llegará muy lejos en su profesión. Se lo merece.

    Con dieciséis años empecé la temporada jugando en División de Honor de Juveniles y la concluí jugando con el primer equipo en Segunda división. Esta temporada fue impresionante, pero tal como empezó nadie podría imaginar lo bien que terminaría. Como consecuencia de una rotura en la rodilla izquierda y, después de una operación, comencé a jugar en diciembre.

    Las cosas empezaron a mejorar en febrero cuando ganamos con la selección sub-16 el Torneo Algarve. Tenía unas ganas terribles de jugar el Europeo sub-16 que se disputaba en Inglaterra en mayo, pero no lo tenía fácil. La lesión no me había permitido participar en la fase de clasificación. No obstante, Juan Santiesteban y Armando Ufarte me dieron la oportunidad.

    En noviembre disputé el Mundial sub-17 en Trinidad y Tobago. El resultado no fue nada bueno. Sin embargo, la experiencia me ayudó a crecer como profesional. La temporada la inicié en Segunda división con el primer equipo.

    En el 2002 conseguimos el ascenso varias jornadas antes de concluir la Liga y a pesar de no haber cuajado una gran temporada, estaba muy contento porque cumplimos el objetivo. Dos años antes, el Club había adquirido una deuda con la afición y ese año la saldamos devolviendo al equipo al lugar de dónde nunca debimos haber salido, la Primera división.
    En julio, con dieciocho años, disputé con la selección sub-19 el Europeo celebrado en Noruega. Llegamos con muchas expectativas, teníamos un buen equipo aunque al principio se nos complicó tras empatar con la República Checa. Se arregló ganando a Noruega y a Eslovaquia, practicando un gran fútbol. En la final le ganamos a Alemania, tuve el acierto y la suerte de marcar el gol de la victoria en un partido espléndido de ambas selecciones. Otra vez fuimos campeones y nuevamente fui el máximo goleador y por segunda vez consecutiva elegido mejor jugador del torneo.

    Después de un año en Segunda donde las cosas no me habían salido como esperaba, la afición estaba expectante por ver como podía rendir en Primera División. Fue una buena temporada, marqué trece goles y jugué a un buen nivel todo el año, especialmente los encuentros contra el Barcelona y el Deportivo en el Vicente Calderón. Estos dos partidos marcaron de alguna forma mi carrera como futbolista porque sentí que la afición comenzó a creer en mi juego y en mí.

    En Primera, el fútbol es más técnico, hay más espacios y eso favorece el juego y el espectáculo. En Segunda es al contrario, el fútbol es más táctico y los rivales más fuertes. Este año también debuto en la selección sub-21, un paso más para llegar a cumplir uno de mis sueños: la Absoluta me considero una persona accesible. Considero que firmar autógrafos tras un entrenamiento es casi un deber, una obligación moral, porque soy consciente del entusiasmo y la ilusión con que la afición me trata, del respeto y el cariño que me tienen. No hace mucho yo estaba en su lugar. Ser importante para la afición es un orgullo y una satisfacción. Lo que no llevo bien es perder la intimidad, el hecho de no poder disfrutar con mis amigos en un sitio público como uno más, que en definitiva es lo que soy.

    Mi segunda temporada en Primera fue aún mejor que la anterior. Con diecinueve años debuté con la Selección Absoluta y con veinte jugué la Eurocopa, además marqué 20 goles, una buena cifra. Sin embargo, me llevé dos grandes decepciones. La primera, con el Atlético de Madrid. Después de estar gran parte de la temporada en puestos de UEFA, en la última jornada nos quedamos fuera de Europa. La segunda decepción a vivimos en la Eurocopa. Aún no me explico como no ganamos a Portugal. Fue un desastre para todos. Personalmente me afecto mucho, muchísimo. Estábamos ante nuestra gran oportunidad. Aún hoy no comprendo como se nos pudo escapar.

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